
Meditación Diaria
(Tiempo recomendado: entre 10 min y 30 min)
Cuatro Pasos:
1. Concéntrate (Oración inicial y petición)
2. Reflexiona (Evangelio del día)
3. Conversa (Diálogo con Cristo)
4. Comprométete (Propósito)
PASO 1. Concéntrate
- Aparta tu atención de las cosas externas y de tus preocupaciones, ponte en la presencia de Dios.
- Haz un acto preparatorio de fe, esperanza y amor.
Fe: Señor creo en ti, en tu existencia, en tu poder, en tu amor…
Esperanza: Señor espero en ti. En tus manos pongo mi vida…
Amor: Dios mío, te amo con todo mi corazón, todas mis fuerzas y toda mi alma. Señor acrecienta mi amor por ti y por los demás…
- Pide a Dios la gracia que necesitas (petición).
PASO 2. Reflexiona
- Selecciona un texto: puede ser el Evangelio, escritos de santos, documentos de la Iglesia o escritos espirituales.
- Lee despacio y reflexivamente lo que vas a meditar. Léelo nuevamente buscando descubrir lo que Dios quiere de ti en el aquí y el ahora de tu vida. Ejercita toda tu mente: memoria, imaginación e inteligencia; deja que tus emociones participen.
- No se trata de aprender nuevas verdades, sino que las comprendas con más claridad, con mayor profundidad, saboréandolas, contemplándolas.
- Dios sabe qué gracias necesitas más. Busca cuáles son en este rato de meditación.
- Escucha con atención lo que el Espíritu Santo te inspira.
- Reflexiona en una o dos luces que te han llamado más la atención. Si has encontrado muchas, no te apresures, mantén la calma y reflexiona un punto a fondo, hasta que tu corazón esté satisfecho. Sólo entonces pasa al siguiente paso.
PASO 3. Conversa
- Conversa con Dios de corazón a corazón, esto es el alma de la meditación.
- Tus respuestas pueden ser palabras de amor, gratitud, alabanza, arrepentimiento o petición. En ocasiones serán un torrente de palabras y en otras sólo repetirás frases cortas o incluso una palabra.
- Este paso consiste principalmente abrir tu corazón para que la palabra de Dios penetre ahí, regenere e inflame con su luz lo más profundo y secreto de tu vida.
PASO 4. Comprométete
- Hacia el final de la meditación hay que concluir y renovar tu compromiso con la misión que Dios te ha dado. Este paso es el puente entre la oración y la acción.
- Si puedes enlaza este compromiso con las tareas específicas de tu día. Algunas veces el Espíritu Santo te impulsará a un acto concreto de caridad (dar un buen consejo o ayudar en tu casa) o de autocontrol (pedir disculpas).
- Termina tu meditación renovando tu compromiso con Cristo y, si te ayuda, dedica un tiempo a escribir lo que Dios te inspiró durante la meditación.
- Brevemente revisa cómo te fue en la meditación, qué te ayudó o qué obstáculos encontraste.
- Termina con una oración vocal breve como el padrenuestro, el avemaría, o cualquiera otra de tus oraciones favoritas.
Sorry, the comment form is closed at this time.