Tengo el privilegio de tener una enfermedad y mi fe no sería igual sin ella. Recuerdo que los fines de
semana solía trotar con mi familia cerca a nuestra parroquia en la ciudad de Bogotá, Colombia hasta que
en cierta ocasión mi pierna derecha y mi brazo derecho comenzaron a moverse de manera involuntaria.
Mis padres realmente preocupados me llevaron inmediatamente a la clínica para saber lo que sucedía y
luego de muchos exámenes médicos me diagnosticaron “Corea de Sydenham” debido a una amigdalitis
estreptocócica.
En el octavo piso de hospitalización pediátrica donde me encontraba, había una pequeña capilla a la cual
me gustaba ir para ayudarle al sacerdote en lo que fuera posible. Además de recoger las ofrendas, servía
en el altar y me ponía en la tarea de pasar por cada habitación para invitarlos a la celebración
eucarística. Una vez dado de alta me dedique al servicio como monaguillo en la parroquia Madre y reina
del Carmelo y fue allí donde Dios empezó a manifestarse en mi vida.
En el grupo juvenil de la iglesia era fundamental llevar una biblia para la realización de las actividades,
pero yo no tenía una propia. A los pocos días llegó un familiar de visita y me regaló un dinero que justo
alcanzó para comprar esa biblia que tanto anhelaba. Leer los salmos y los evangelios era la manera de
saciar mi sed de Dios pues cada día quería conocer más de él.
Luego empecé alabar a Dios en mi tiempo libre. Cerraba la puerta de mi habitación, reproducía
canciones de adoración, cerraba mis ojos para tener un encuentro con Dios, invocaba al Espíritu Santo
para que mi agradecimiento fuera escuchado, alzaba mis brazos hacia el cielo y me transportaba a sus
brazos.
En Julio del año pasado mientras escuchaba la homilía dominical, mis manos comenzaron arder muy
fuerte. Había una imagen de Jesús arriba del altar y al contemplarla me di cuenta que donde él tiene sus
llagas, era exactamente donde presentaba dicho ardor. Les confieso que sucede lo mismo al entrar en
oración y al realizar el padre nuestro. Por tal motivo tomé la decisión de ir a Search.
Llegué a search de una forma inesperada. Todos los caminantes se encontraban en el bus preparados
para vivir una experiencia con Jesús, sin embargo, un joven se comunicó para hacer saber que no podía
asistir. Es así como recibo una llamada para preguntarme si quería ir al retiro y de ser afirmativa la
respuesta, tenía que subirme al bus cuanto antes. Contando únicamente con la ropa que tenía puesta,
mi respuesta fue SI y llamé rápidamente a mis padres para contarles la noticia.
Nuestro deber como cristianos es invertir el tiempo en nuestro crecimiento espiritual. Por lo tanto,
quiero que practiques las actividades espirituales para que transformen tu vida y sean una herramienta
de bendición.
La oración. Busca una hora y un lugar donde puedas comunicarte con Dios. Solo si le entregas tus
preocupaciones, el obrará en ti y te dará paz.
El santo rosario. María nos guiará al camino de la santidad solo si nos aferramos a ella. “La santidad es
hacer siempre, con alegría, la voluntad de Dios. Para eso es necesaria la fidelidad a sus deseos, y es esta
fidelidad la que hace a los santos” Madre Teresa de Calcuta
La lectura de la palabra. Dios nos habla por medio de ella y nos consuela. Subraya tu biblia y otórgale un
significado a cada color para meditarla. Ejemplo: Rojo para la obra de Jesús y el naranja para la obra del
Espíritu Santo.
Dios permanece fiel ante cualquier circunstancia y la Virgen te acompaña brindando su amor
incondicional.